Mirar atrás significa ver la lucha de mi abuela. Nunca supo leer ni escribir. Mi abuela decidió emigrar, junto a sus cuatro hijos, de Velefique, el pueblo que la vió nacer en Almería, a la ciudad de las luces. Me hablaba muchas veces de aquel primer viaje lleno de penurias, cuando los seis llegaron a París en uno de aquellos diminutos coches de la posguerra española.
Toda la familia vivía en una portería, donde mi abuela se ganaba el pan limpiando escaleras para la burguesía francesa de los años 60. Mi abuelo trabajaba en la Renault, aprovechando el auge de la industrialización de la época.
Mi abuela dedicó su vida a que sus hijos tuvieran un futuro mejor, más justo, con mayor bienestar, y lo consiguió. De ella, sin duda, he heredado mi compromiso progresista, mi vocación social, dedicar el trabajo a mejorar la calidad de vida de las personas.
De mi madre he aprendido el amor incondicional, el amor sin pedir nada a cambio, a llegar a todo, a ser fuerte, positivo, optimista y mirar siempre adelante. Pasó su infancia y adolescencia en París, en una familia humilde y migrante, hasta trasladarse a Lloret de Mar con 22 años. Pronto se implicó en la asesoría de autónomos y de pequeñas empresas del pueblo junto a mi padre.
Mis raíces también me llevan a la Sierra de Jaén, de donde emigró mi padre junto a los suyos en busca de nuevas oportunidades. Compaginaron el trabajo en el campo en invierno con la temporada turística de Lloret de Mar durante el verano, hasta que decidieron instalarse aquí definitivamente. Emprendedor precoz, honesto, trabajador incansable y humilde. Crecí viéndole implicado en el asociacionismo sin ánimo de lucro, en la dirección del Club Fútbol Sala Lloret donde estuvo muchos años.
A mi hermano le debo innumerables momentos de felicidad y de allanar el camino para hacer todo lo que me han dejado hacer. Ser hermano menor tiene sus ventajas.
He nacido, he crecido y toda mi vida ha girado en torno a Lloret de Mar. Siempre he trabajado para el pueblo, por su gente y ahora quiero continuar trabajando para Lloret de Mar.
Siempre he sido un niño de esplais, de juegos de mesa, rol y estrategia como Warhammer y mediocre jugador de fútbol sala y peor tenista. Que alguno de sus dos hijos no fuera Pelé es un sueño frustrado de mi padre, mi hermano se acercó más que yo, y con eso ya lo digo todo.
Soy aficionado al deporte y a la lectura, que llega de golpe a mi vida cuando empiezo la Universidad y descubro mi pasión por devorar libros.
Si algo me identifica es mi vínculo con los esplais. Fui monitor, donde descubrí otra de mis grandes aficiones, o casi podría ser una obsesión, organizando actividades de educación no formal para niños, niñas y adolescentes. Me robaba muchas horas cada día, a veces más de las que disponía. Estos despertaron en mí una conciencia medioambiental y una implicación en la sostenibilidad y respeto al medio ambiente, teniéndolos como un pilar fundamental en mi vida y siendo colaborador con GreenPeace desde hace años.
Los que me conocen acostumbran a decir que mi día tiene más de 26 horas y, aun así, me falta tiempo para poder hacer todo lo que quiero. Me gusta la cultura, el deporte, disfrutar de una buena comida, una charla atractiva y pasar tiempo con mis amistades. Mi mayor pasión es la lectura, y cada vez que consigo un rato lo invierto en leer. La naturaleza es conexión, por eso no os extrañará verme en la montaña o paseando por el tranquilo paraje de Sant Pere del Bosc.
Buena parte de mi vida ha estado vinculada con la gestión de grupos de personas. Estuve como monitor en el esplai Dofins y en el casal municipal Pere Torrent. Con el tiempo adquirí nuevas responsabilidades, pasando de monitor a director del casal Pompeu Fabra. Allí me vi en la tesitura de liderar un equipo de personas, gestionarlo, equivocarme, establecer relaciones laborales y, sobre todo, aprender.
Fui emprendedor precoz constituyendo una empresa de servicios públicos educativos, sociales y de ocio. Paralelamente, compaginé mi trabajo como gestor administrativo en la asesoría Euroconta con la gestión de servicios públicos y la formación. Siempre he tenido claro que aquello que más me llena es mi vocación social y tener responsabilidades en gestiones públicas.
Esa vocación y mis inquietudes me llevaron a mantener el vínculo con los casales y esplais; a fundar el Consell Local de Joves de Lloret; a participar en carnavales y en diferentes asociaciones del pueblo.
En 2021 inicié un nuevo proyecto de carácter social como consultor público y gestor de proyectos para la UNESCO. Un proyecto del que me enorgullece haber formado parte, que me ha dado una visión organizativa y política más global.
Académicamente he ido de menos a más. Pasé de ser un adolescente mucho más preocupado por implementar nuevos aprendizajes en los esplais y olvidarse de atender en clase, a descubrir todo un mundo de oportunidades y formación al llegar a Barcelona.
El inicio de la etapa universitaria se convirtió en todo un descubrimiento para mí, en ganas de aprender, leer, formarme, participar en debates y compartir conocimiento con mis amistades. Aquellos años descubrí la pasión por gestionar equipos, la filosofía, la política y la justicia social. No obstante, la vida universitaria no pudo alejarme de Lloret de Mar, a donde regresaba cada fin de semana para cumplir con mi labor en el esplai.
Esos estímulos me han atrapado hasta día de hoy y no he sido capaz de alejarme de la formación académica, de cursos, webinars, podcasts y todo aquello que pueda aportarme conocimiento.
Soy graduado en Relaciones Laborales por la Universitat de Barcelona y formo parte del Colegio de Gestores Administrativos. La carrera me ayudó a comprender que lo más importante en cualquier entidad, pública o privada, es el equipo humano que forma parte y sus capacidades. Entre otros cursos y posgrados, he estudiado el posgrado en Liderazgo y Gobernanza local. Todo ello me ha proporcionado una sólida formación como consultor público y privado, gerente y gestor administrativo.
He construido lo que soy a partir de mi trabajo, mis raíces, el aprendizaje, una evolución personal y una formación activa y participativa.
Con el trabajo voluntario en los esplais de Lloret de Mar, he comprobado la importancia del tejido asociativo municipal para mejorar la cultura, la salud y la educación, así como la necesidad de proteger y cuidar el medioambiente. La actividad en el consejo local de jóvenes, me ha enseñado que la participación y el empoderamiento de las personas ayuda a construir una sociedad sana y justa.
Acostumbro a tener debates con mi grupo de amistades plural, de ellas he podido comprender la importancia del empoderamiento de la mujer y la lucha por una sociedad justa, igualitaria, con las mismas oportunidades y con un compromiso transversal contra el machismo.
Con mi participación activa en ONGs por la cooperación al desarrollo de Gambia, he visto de primera mano las injusticias globales, entendiendo que no se pueden ver las cosas desde un único prisma. La literatura también me ha ayudado a entender el mundo y la sociedad. Si el mundo fuese justo, yo no sería político.
Decidí participar en el PSC en la última legislatura a nivel local, donde aprendí considerablemente, entre otras cosas, cómo no se deben afrontar los retos. Soy progresista por vocación, porque mi vida se ha basado en estar vinculado a actividades para los demás. Soy socialista de principios, por mis raíces, porque creo en el bienestar social, en la mejora de la calidad de vida de las personas y un proyecto modernizador que no deje a nadie atrás. Esto no es solo un ideal, sino una convicción y una responsabilidad política, una manera de hacer, trabajar, escuchar y estar a disposición de la población de Lloret de Mar.
Quiero que este proyecto sea nuestro. Un Lloret de Mar para toda la población. Es el momento de escuchar y trabajar, de ser exigentes, empoderarnos, asumir responsabilidades y continuar mi vínculo social de vuestra mano. Siempre Lloret.